Centro Amor Propio
Tantra una vía espiritual de autoconocimiento en el Centro Amor Propio
Actualizado: 19 oct 2022

Vivimos en un mundo extremadamente mental, en constante movimiento, donde estamos hiper estimulados, pero que paradójicamente permanecemos fuera de nuestro cuerpo. Tal parece que nuestro cuerpo pierde protagonismo, pero al mismo tiempo hay obsesión por la estética, la salud, la apariencia y el funcionar, desconectados del cuerpo que pulsa y siente.
Nuestra relación de funcionamiento y comportamiento es una combinación de multiplicidad de factores, que viviendo bajo una dirección muy fuerte de un modelo patriarcal, es apoyado fuertemente por el protagonismo de la mente, “donde ésta es más fuerte que el cuerpo”. Suprime nuestra confianza en los sentidos, en la naturaleza, en el instinto humano y la intuición.
Así como la naturaleza se percibe como caótica y peligrosa donde si no se controla, como las mujeres, el modelo patriarcal traduce los sentimientos como un signo de debilidad y vulnerabilidad, casi una distracción. Y, sobre todo en Occidente, con el predominio de la tradición judeocristiana, prevalece una mirada espiritual que trata al cuerpo como fuente de pecado y enemigo de la elevación del espíritu. En que además, incorporamos una cosmovisión basada en el conocimiento científico, que desprecia lo que no es observable ni medible.
Así perdemos el aspecto sagrado del cuerpo y lo reemplazamos con la comprensión de la "buena máquina de trabajo, cuyas partes pueden ser reemplazadas, pero que eventualmente se desgasta y se acaba". En otras palabras, creamos un contexto cultural que combina el predominio de la mente sobre el cuerpo, que culpa al cuerpo de los deseos mundanos y del pecado, y que desprecia lo sutil, lo misterioso, lo abstracto. De hecho, esto crea un gran problema para los seres humanos y su necesidad real de autoconocimiento, por el hecho de que somos inducidos a desconectarnos de nuestro cuerpo.

El camino de la autorrealización del Tantra es sensorial y práctico. Su desarrollo tiene lugar a través de la propiocepción, es decir, por la percepción de ti mismo, tu cuerpo, mente, emociones y espíritu, tu energía, mediante el reconocimiento y la expansión de la sensibilidad y la conciencia y no mediante la comprensión de las palabras o por entendimiento intelectual.
Aquí en general todavía se confunde Tantra con sexo. Esto sólo empobrece lo que es la esencia del Tantra. En el Tantra se busca un estado de conexión con nuestra conciencia superior, y la práctica tántrica es el camino que nos pone en contacto con la esencia divina, algo que ya hemos experimentado y que está disponible para nosotros. Para el Tantra, el mundo no es una realidad externa que se nos impone, sino una experiencia de co-creación: el mundo es tanto externo como interno. Si nos ceñimos a la idea de víctimas de una realidad sobre la que no tenemos poder de transformar, nos estamos condenando al sufrimiento constante como sólo receptores de los designios de fuerzas externas y solo reforzamos la importancia del estado de "lucha permanente". El mundo en visión tántrica es parte de nuestro estado de conciencia.
La forma de trabajo con Tantra en el Centro Amor Propio, no debe confundirse con las formas más simples y convencionales de trabajo con la sexualidad en el mercado, donde predomina solo la mente y el campo emocional sin intervenir el cuerpo y la energía que acontece dentro o viceversa, donde se ofrecen servicios de masaje tántrico que normalmente son acompañados de agradables aromas considerados estimulantes, eróticos, presentados bajo un ambiente sensual y erótico y, en algunos casos con fines sexuales, en que es muy común que los "terapeutas" o masoterapeutas” nombren sus servicios como una "liberación" o "relajación". Estos no son nada más, ni nada menos, que una masturbación banal ofrecida a la persona. No hay transformación ni curación de los condicionamientos y disfunciones sexuales. La persona sigue con los mismos estándares, las mismas limitaciones, las mismas dificultades en su sexualidad.
Tantra es un camino de desarrollo personal que toma el camino opuesto a esta visión presentada anteriormente. La tradición tántrica valora el cuerpo, la energía humana, los sentidos humanos y, sobre todo, el sagrado vínculo con la energía femenina y masculina que existe en nosotros, en nuestras relaciones con los demás, con la naturaleza y con la existencia. Las escrituras tántricas presentan una visión de la vida como algo especial que tiene lugar en el aquí y ahora. Las diversas facetas de la tradición tántrica convergen al afirmar que las prácticas tántricas son relevantes para todos aquellos que buscan cultivar el autoconocimiento y están comprometidos con sinceridad en la tarea de la evolución espiritual.

Tantra, en su esencia, es una invitación a trascender estas identificaciones limitantes del ego, a trascender los límites autoimpuestos entre lo material y lo divino, entre lo inferior y lo superior, lo correcto y lo incorrecto, lo luminosos y lo oscuro; trascender las dualidades y reconocerlas como aspectos de la misma energía.
Para esta realización, necesitamos volver al cuerpo, reconociéndolo como el instrumento sagrado de conexión con las diversas posibilidades que nos ofrece la existencia abundante. Cuando estemos plenamente conscientes de nuestro cuerpo y nuestras emociones, definitivamente habremos creado las mejores condiciones para tomar decisiones autónomas y saludables en nuestras vidas y para crear y mantener relaciones saludables que profundicen en la intimidad.
Este movimiento de regreso al cuerpo no lo puede realizar directamente la mente, no es el mejor agente para ello. Es decir, el giro hacia el cuerpo no se puede hacer desde un movimiento intelectual, teórico y científico. De hecho, no se puede hacer sin el papel principal de la energía corporal. Ella es el eslabón de conexión entre todas estas posibilidades, es el continuo que interconecta las dimensiones, lo mundano y lo espiritual, la mente y las emociones.
Por esta razón, las prácticas tántricas implican el despertar de la energía corporal. En el corazón del Tantra está la búsqueda del estado meditativo, es decir, la comprensión de compartir la prominencia de la existencia entre todos los centros de control, en lugar de solo la mente. En la meditación o masoterapia tántrica creamos experiencias de conexión con el silencio de nuestras entrañas, con el poder de nuestros chakras y, en resumen, reducimos el poder de influencia de las identificaciones limitantes de nuestro ego, de ahí la idea de trascendencia que mencioné anteriormente. En Tantra, la respiración, la meditación, la masoterapia tántrica y el movimiento energético son herramientas poderosas para expandir el ser.
Tantra una vía de conocimiento para tu amor propio
Fuentes:
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Karla & Iván